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REACCIONES PSICOLÓGICAS TRAS UNA CATÁSTROFE


Las reacciones que presenta una persona ante un desastre pueden ser clasificadas como patológicas o normales atendiendo a criterios como:



1. La intensidad de los síntomas


2. Momento de aparición 

3. Duración de los síntomas

Existen diversas reacciones que suelen darse de forma cronológica tras la ocurrencia de un acontecimiento excepcionalmente estresante, que supone la presencia de un cambio vital significativo en el individuo. 


LOS PRIMEROS MINUTOS TRAS LA CATÁSTROFE

La primera reacción ante una situación catastrófica es de tipo instintiva y obedece a un reflejo de orientación. Este reflejo tiene un carácter marcadamente preparatorio ante una situación nueva y considerada peligrosa, y supone los siguientes cambios

En el ámbito fisiológico:

- Cambios en los ritmos bioeléctricos de la corteza cerebral

- Cambios en la actividad del sistema nervioso autónomo

- Cambios de tono en la musculatura esquelética

En el ámbito conductual:

- Cambio en el sistema perceptual de los sentidos (modificación de la forma de captar información del medio)

- Disminución de los umbrales sensoriales aumentando la capacidad de percibir estímulos

- Acciones e inhibiciones motoras, movimiento del cuerpo


DE LOS PRIMEROS MINUTOS A UNA SEMANA DESPUÉS


Los síntomas más comunes que aparecen en los afectados durante las tres primeras horas son:

Embotamiento afectivo: incapacita al sujeto para expresar y captar sentimientos de intimidad y ternura, lo que puede llevar a otras personas a pensar que la víctima no se ha visto afectada

Estrechamiento de la atención: Supone una respuesta al estrés. Puede llegar a producirse visión en túnel, ya que se abandona la atención periférica a favor de la central. Debido a ello, a la víctima de una catástrofe, no se le pueden dar instrucciones o consejos muy elaborados ya que pierden el hilo argumental

Reducción del campo de conciencia: el sujeto sólo es consciente de aquello a lo que presta atención, puede llegar a no ser consciente de sus propios actos (por ejemplo, el fenómeno de deambulación sin rumbo fijo)

Incapacidad para asimilar estímulos: su propio estado de distracción le impide captar estímulos simples

Desorientación: el sujeto no sabe qué ha ocurrido ni cómo ha llegado a donde está. Se siente perdido y confuso

Agitación: Realización de modo rápido y sin objetivo determinado gestos, conductas y movimientos. Suele acompañarse de ánimo ansioso o colérico, y en ocasiones aparece inhibición verbal. En este estado puede suceder un mayor grado de alejamiento de la realidad, de negación de ésta e incluso puede sufrir un estupor disociativo, con una disminución profunda o ausencia de motilidad voluntaria y respuesta a estímulos externos. En estos casos es recomendable ayudar a la persona sujetándole las manos fuertemente y hablándole hasta que se tranquilice, mediante una estimulación intensa y repetida.

Crisis de pánico: con taquicardia, sudoración excesiva y rubor. 

Reacción de Estrés Agudo: es el trastorno psicológico transitorio más grave presente en las víctimas de una catástrofe. Sus características son:

- Aparecen estados de depresión, ansiedad, ira, desesperación, hiperactividad o aislamiento, que no suelen durar mucho tiempo

- Tienen una resolución rápida, con síntomas mínimos al cabo de unos tres días

DESDE LA PRIMERA SEMANA HASTA LOS SEIS MESES POSTERIORES

Surgen los primeros intentos de la persona para rehacer su vida y asumir las consecuencias de la catástrofe. Se producirá la diferenciación entre las personas con capacidad de afrontamiento y las que no son capaces. Comienzan a aparecer los síntomas indicadores de psicopatologías más graves y duraderas.

En algunos casos aparecerá el Trastorno por Estrés Postraumático, para la que tendrán predisposición individuos con las siguientes características:

Tendencias compulsivas: definido como deseo o impulso imperioso por efectuar una conducta

Sujetos asténicos: la astenia es la falta de fuerza. Puede influenciar en el sentimiento de bienestar general, en el funcionamiento cotidiano o en las relaciones con familiares y amigos

Personas que tienen antecedentes de enfermedades neuróticas



SUCESO TRAUMÁTICO Y DISOCIACIÓN

el trastorno de estres postraumatico a menudo produce estados disociativosLa disociación es un fenómeno postraumático: Los síntomas disociativos están incluidos en la descripción clínica del Trastorno por Estrés Postraumático tanto en la DSM-IV como en la CIE-10. 



Y aunque los trastornos disociativos no estén clasificados cerca del Trastorno por Estrés Postraumático, muchos autores los consideran los dos extremos de lo que ha dado en llamarse el “Espectro Postraumático” en el que también estarían incluidos los Trastornos de Personalidad Límite. Numerosos estudios avalan que los Trastornos Disociativos, y en especial el Trastorno de Identidad Disociativo, son el resultado de traumas psicológicos graves y repetidos, que se inician generalmente en la infancia


Trauma y disociación están conectados. El trauma ocurrido en la infancia se ha asociado con patologías muy diversas: depresión, ansiedad, baja autoestima, dificultades en el funcionamiento social, conductas autodestructivas, trastornos de personalidad, abuso de alcohol y drogas, trastornos alimentarios, trastornos psicosomáticos, somatizaciones, etc . Además, en las personas con diagnóstico de Trastorno de Identidad Disociativo la incidencia de abuso sexual es del 85-90% 


Aún teniendo en cuenta estas consideraciones, cuando evaluamos un paciente con un Trastorno Disociativo, es altamente probable que nos encontremos con experiencias de maltrato y abuso sexual en la infancia. Y la frecuencia en la que esto ocurre es mayor en el Trastorno Disociativo que en otros diagnósticos psiquiátricos.

CUANDO LA DISOCIACION ENTRA DENTRO DE LA NORMALIDAD

La disociación describe un estado en el que se produce la desconexión entre cosas generalmente asociadas entre sí.

Cuando una persona está en un estado disociativo, no logra integrar su propia identidad con la consciencia, existiendo una falta de conexión entre su pensamiento, memoria y sentido de la realidad personal con lo que sucede en su entorno.

Cuando la disociación se basa en la falta de capacidad de sentir ninguna emoción ante una experiencia que comúnmente supondría una reacción afectiva, hablamos de embotamiento afectivo, y es común ante una situación de gran carga emocional y completamente inesperada, que hace que la persona no sea capaz de integrar la realidad con su propio sentimiento. Esto sucede de una forma común en situaciones de estrés traumático, en el que la situación es dramática e inesperada, y la persona no es capaz de asimilarla a nivel consciente.


En los trastornos disociativos encontraríamos un continuo desde la levedad, y normalidad (abstracción selectiva), en la que una persona se concentra tanto en alguna tarea que no es consciente de lo que ocurre a su alrededor (como cuando se está muy concentrado leyendo un libro), también es frecuente la sensación de ir conduciendo y no recordar el trayecto, ya que por una parte el cuerpo se ha ocupado de la realización de la parte automática y mecánica, liberando a la mente que se abstrae en sus pensamientos.

La disociación cae dentro de una línea continua de severidad. Por ejemplo, una disociación leve sería quedarse absorto leyendo un libro y no darse cuenta de lo que sucede alrededor, o cuando estás conduciendo por una carretera familiar y te das cuenta de que no recuerdas los últimos kilómetros porque tu mente estaba "en otra parte" mientras tu cuerpo se encargaba de conducir. Estos síntomas no se consideran patológicos y caen dentro de la normalidad.

Este tipo de experiencias no son en absoluto patológicas y corresponderían simplemente a situaciones de una concentración focalizada en un punto que lleva a desconectar a la persona de la realidad circundante
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